Planificación de comidas: Dedica tiempo a planificar tus comidas y meriendas con anticipación. Esto te ayuda a evitar opciones poco saludables y a mantener el control sobre lo que comes.
Bebe agua antes de comer: A menudo, confundimos la sed con el hambre. Beber un vaso de agua antes de cada comida puede ayudarte a sentirte más lleno.
Plato equilibrado: Asegúrate de que cada comida incluya una combinación de proteínas magras, carbohidratos complejos y vegetales. Esto te ayudará a sentirte más satisfecho y a mantener estable el nivel de azúcar en la sangre.
Control de antojos: Si tienes antojos de alimentos poco saludables, trata de distraerte con actividades alternativas como dar un paseo, beber una taza de té verde o hacer ejercicio ligero.
A la hora de Comer
Control de porciones: Utiliza platos más pequeños para limitar las porciones y engañar visualmente a tu cerebro para que piense que estás comiendo más de lo que realmente consumes.
Comer despacio y masticar bien: Tómate tu tiempo para comer y mastica cada bocado cuidadosamente. Esto permite que tu cuerpo reconozca las señales de saciedad antes de comer en exceso.
Control de antojos: Si tienes antojos de alimentos poco saludables, opta por snacks como frutas, yogur griego o frutos secos para mantener el hambre a raya.
Opta por cenas ligeras: Asegúrate de dejar un tiempo adecuado entre la ingesta y el momento de dormir.